Jimena Núñez Apablaza, hermana de Tito

 Yo soy Jimena, la nieta mayor de la familia Apablaza Hidalgo. Nací en el año 1963, en la ciudad de Illapel, en la IV región de Chile. Mi mamá, Liliana, es la hija mayor de la misma familia y nació en 1939, en La Rosa, Peumo (VI región). Los demás miembros de la familia son Carlos, mi papá, Cecilia, mi hermana y Tito, mi hermano menor, de quien les hablaré más adelante. 

En el año 1975, salimos de Chile rumbo a Suecia y aquí hemos vivido prácticamente todo este tiempo, en el pueblo de Akersberga. Formé mi propia familia, me casé con Nelson y tuvimos un hijo, Francisco, que actualmente tiene 24 años. Los tres vivimos algunos años en Islas Canarias, España, debido a que el clima de ese lugar me hace bien para la enfermedad que tengo, Lupus, pero por circunstancias de la vida, regresamos a Suecia. 

En 1981, llegó mi hermano menor, Tito, a nuestra familia. Al principio cuando nació, todo fue muy confuso, muchas dudas surgieron en la familia, mucha angustia y preocupación. Mi hermana y yo éramos jovencitas cuando llegó y el recién nacido se convirtió en nuestra “muñeca”, con el que jugábamos y cuidábamos. Con el tiempo, todo fue tomando sentido y hoy, Roberto es un regalo del cielo para nosotros. 

Tito tiene hoy 43 años, tiene Síndrome de Down y es un hombre muy alegre, vive solo en su departamento en Akesberga y tiene trabajo, todo bajo la supervisión de personal calificado. 

Le gusta mucho la música y tiene muchos amigos, con ellos va a festivales y sigue a sus ídolos. También le gusta visitar cafeterías y comer algo rico. Le gusta viajar e investigar sobre los lugares y países que visita. Es muy buen amigo de sus amigos y se sabe las fechas de nacimiento de todo el mundo. También le gusta mucho cantar en el coro de la iglesia sueca. 

Lo que a Tito no le gusta es que le cambien sus planes, todo debe hacerse como siempre, con él cuesta ser espontáneo. 

Si pudiera describir a Tito como una parte de un árbol, para mí sería la flor, porque las flores nos traen alegría. Él no tiene la preocupación de buscar estabilidad, que para mí serían el tronco y las raíces. Tito tampoco sería una rama, para buscar la mejor posición para seguir al sol. Él es pleno como las flores, para él mismo y para quienes le rodeamos. 

Espero que la Fundación APA sea un estímulo para nuestra familia y para todos los que nos rodean, para transmitir que acoger a niños especiales es amor. ¡Puedo asegurar que el amor que les damos, ellos lo devuelven por triplicado! 

Me gustaría pensar que la Fundación APA pueda dar fortaleza a los padres con niños especiales. Que la Fundación pueda satisfacer las necesidades económicas que conlleva tenerlos en nuestras familias. 

Que los niños se puedan desarrollar al máximo, para llegar a ser adultos en el mejor de sus estados. Que todos logren ver en ellos los seres de luz que son y que iluminan nuestras vidas. 

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